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Aumenta la tensión en medio oriente con la muerte de Yahya Simwar

La muerte de Yahya Sinwar, el líder político y militar de Hamás, podría desatar una escalada peligrosa en el ya inestable conflicto en Oriente Medio. Con su fallecimiento, aumentan las posibilidades de que se intensifiquen las tensiones entre Israel y las facciones palestinas, lo cual podría llevar a una espiral de violencia con efectos devastadores en la región y a nivel global. En especial porque ni la eliminación de la cabeza de Hamás ni la recuperación de los rehenes pareciera ser el objetivo final de la campaña militar del goberno israelí, que ya completa más de un año.

Un potencial recrudecimiento de la violencia

La pérdida de un líder de la magnitud de Sinwar podría incitar una serie de respuestas violentas, especialmente si Hamás y otras organizaciones palestinas buscan vengar su muerte. Esto podría manifestarse en ataques con cohetes, emboscadas y atentados en diversas áreas de Israel, además de represalias militares por parte del gobierno israelí. Una escalada de violencia de esta naturaleza podría desencadenar una guerra abierta, similar o incluso más grave a conflictos previos.

Involucramiento de actores internacionales

La situación en Oriente Medio es una red compleja de alianzas y rivalidades que involucra no solo a Israel y Palestina, sino también a países como Irán, Líbano (a través de Hezbolá), y Siria. Irán, por ejemplo, ha apoyado históricamente a Hamás y podría aprovechar la situación para fortalecer su influencia en la región y realizar ataques indirectos contra Israel. Esto plantea el riesgo de que otras potencias, como Estados Unidos y Rusia, también se involucren, lo cual incrementaría la complejidad y la escala del conflicto.

Inestabilidad en la región y crisis humanitaria


Un conflicto de mayor envergadura podría tener efectos devastadores sobre la población civil. El aumento de ataques aéreos y enfrentamientos militares probablemente generaría una crisis humanitaria, desplazando a miles de personas en Gaza, Cisjordania y áreas cercanas en Israel. Además, los servicios básicos como el acceso a agua, electricidad y alimentos podrían colapsar, y la situación de salud pública se vería gravemente comprometida.

Reacciones y polarización global


La muerte de un líder de Hamás como Yahya Sinwar no solo tiene implicaciones locales, sino también internacionales. Países en Occidente y Oriente podrían polarizarse aún más en torno a este conflicto, aumentando las tensiones y afectando las relaciones diplomáticas. En particular, naciones aliadas de Israel podrían fortalecer su apoyo militar y económico, mientras que otros países árabes o islámicos expresarían su rechazo, tal vez llevando el conflicto al ámbito diplomático y comercial.

Riesgos de expansión del conflicto hacia otros países


Existen temores de que un conflicto más intenso en la región implique a países vecinos como Líbano, Egipto y Jordania, lo cual podría desestabilizar aún más el Medio Oriente. Esto se debe a que muchas de estas naciones tienen poblaciones significativas de refugiados palestinos y simpatizantes de la causa, además de históricos enfrentamientos con Israel. En el peor de los casos, el conflicto podría transformarse en una guerra regional que afectaría la economía y seguridad de toda la región.

La muerte de Yahya Sinwar podría representar un punto de inflexión que podría desatar un ciclo de violencia con consecuencias impredecibles en Oriente Medio y a nivel global. Aunque no es seguro que el conflicto escale, las probabilidades aumentan, especialmente si actores internacionales y potencias regionales intervienen. La prioridad de la comunidad internacional debería ser la prevención de una escalada y la búsqueda de canales diplomáticos para resolver las tensiones y evitar una catástrofe humanitaria.

¿Se avecina una Tercera Guerra Mundial?

No hay indicios claros de que una tercera guerra mundial sea inminente, pero las presiones geopolíticas globales son altas en este momento. Factores como el conflicto en Ucrania, las tensiones entre China y Taiwán, y las críticas relaciones entre Estados Unidos y otros paises como Rusia, Corea del Norte e Irán contribuyen a un clima de incertidumbre. Lo anterior sumado a la extensión geográfica del conflicto entre Israel y Hamás que ha llegado en días recientes a territorio libanés, a través de los ataques del ejército israelí a Hezbolá, hacen pensar que nos adentramos poco a poco en un nuevo conflicto de orden mundial.

Y aunque para algunos la Tercera Guerra Mundial ya comenzó desde el siglo pasado como un conflicto global de baja intensidad entre occidente y oriente a través del Islam, para la mayoría de los academicos no ha sucedido este tercer enfrentamiento entre varias potencias mundiales, o al menos de manera abierta y para merecer la nomenclatura de Tercera Guerra. Sin embargo, el lider máximo de la iglesia católica, el Papa Francisco, advirtió durante su visita del mes pasado a Bélgica que existe un riesgo real de que se inicie una «guerra mundial» ¿Realmente se avecina una Tercera Guerra Mundial?

Analicemos brevemente los principales implicados en los conflictos actuales y tratemos de evaluar su capacidad y posible interés con respecto al escalamiento del conflicto:

Estados Unidos es usualmente uno de los protagonistas de cualquier conflicto de carácter global. Su inversión en gasto militar supera, con cereces, el del resto de los países en el mundo. Incluso China, que es su más cercano competidor, es triplicado por el coloso norteamericano. Su intención de mantenerse cada vez más alejado de los conflictos internacionales se ha hecho evidente durante el gobierno Biden con decisiones como la salida de Afganistán y con un apoyo discreto a Ucrania e Israel, bajo la idea de mantener estos conflictos “bajo control”. Además las proximas elecciones presidenciales del 5 de noviembre presionan al gobierno norteamericano para no hacer estallar algún evento que ponga en riesgo la continuidad del partido demócrata en la Casa Blanca.

Rusia posee el arsenal nuclear más grande del mundo con un total de 5.780 ojivas nucleares, seguido de cerca por EEUU con 5.748. Cualquier confrontación de este tipo entre ambas potencias armamentísticas, traería consecuencias desastrosas para los dos y buena parte del resto del mundo y todos lo saben. “No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”, es una frase que se le asigna a Albert Einstein y que bien explica el asunto. Sumado a lo anterior y a pesar de que Rusia gracias al apoyo chino sigue recibiendo ríos de dinero por petróleo y gas, su capacidad militar y sus finanzas se encuentran diesmadas por el conflicto en Ucrania, lo que hace pensar que Putin no tiene la suficiente vigorosidad para abrir un nuevo frente de batalla distinto a Ucrania.

Ucrania es el David de la historia reciente frente al Goliath ruso. Su ejército y su población han soportado la embestida del enorme ejército rojo por más de dos años. En febrero de 2025 el conflicto ajustará tres años ¿Por cuánto más podrá resistir Ucrania? No por mucho tiempo. Buena parte de sus recursos provienen de EEUU y los socios de la OTAN, que no parecen dispuestos a patrocinar indefinidamente esta confrontación en favor de la soberanía ucarniana. Las perspectivas con Harris no son muy distintas a las perspectivas con Trump quien ya ha dicho que, de regresar a la Casa Blanca este mes de noviembre, cesará su apoyo militar a Ucrania dejando al gobierno de Zelenski supeditado a la buena voluntad de sus vecinos europeos preocupados hoy más por su propia defensa, ante un escenario en el que Rusia parece mostrar los dientes y el hermano mayor de la OTAN, que es EEUU, ha dicho no estar dispuesto a seguir asumiendo las cuentas por pagar de la Organización.

China es la economía que crece más rapidamente en el mundo aunque aún lejos de alcanzar a los EEUU. Su PIB, el segundo mayor del mundo, se ha visto relentizado en los últimos años debido a la pandemia del COVID-19 y a las políticas proteccionistas de decenas de países en el mundo, que ven a los productos del gigante asíatico como una seria amenaza para sus industrias nacionales. Si China se mete en una guerra, descuidaría su objetivo de alcanzar a la economía norteamericana en los próximos años. Además la guerra no es buena para el comercio internacional, que es uno de los núcleos de crecimiento del gobierno chino, de modo que es difícil pensar que China pueda estar dispuesta a meterse de frente en una confrontación internacional.

Israel parece dispuesto a todo por estos días en los que se cumple un año de guerra con Hamas y en la que ya van más de 42.000 muertos, 96.000 heridos, 100.000 desparecidos y al menos 1.9 millones de desplazados según cifras de la ONU. Recientemente el gobierno de Banjamín Netanyahu ha abierto un nuevo frente de batalla con Hezbollá realizando ataques en territorio libio, que sumados a los de Siria e Irán marcan una nueva escalada en un conflicto híbrido y aún de baja intensidad pero que puede escalar en cualquier momento. La confianza del gobierno judío de que los paises involucrados hasta ahora no tienen la fuerza suficiente para atacarlo con fiereza parace tener razón pero en un conflicto de largo aliento los peligros de un error de cálculo siempre están presentes.

Iran es un país con un gobierno islámico de origen chiíta que ha patrocinado a buena parte de los grupos armados irregulares enemigos de Israel como Hamás y Hezbolá, y uno de los principales afectados con los golpes militares que el ejéricto de Israel a asestado contra estos grupos dejándolos prácticamente acéfalos. Su capacidad de ataque lanzando misiles balísticos a Israel, como respuesta a los recientes ataques en su territorio, ha sido practicamente inofensiva para el estado judío que ha interceptado casi la totalidad de los misiles, gracias a su sofisticado sistema antimisiles llamado “domo de hierro” y al gobierno Iraní mismo que ha anunciado con antelación los días y las horas de los ataques tratando de hacer del evento más un espectáculo de consumo interno que de reales implicaciones bélicas.

Así las cosas, es posible pero poco probable que las cosas escalen al punto de una confrontación mundial. El reloj del Apocalipsis, o reloj del Juicio Final, que es un reloj simbólico, manejado por la junta del Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago, y que marca qué tan cerca estamos de la medianoche o destrucción total de la humanidad por una confrontación nuclear o un desastre de carácter global realizó un ajuste el 24 de enero de 2023 adelantado 10 segundos hacia la medianoche debido a la guerra entre Rusia y Ucrania pero aún el conflicto entre Israel y Hamás no tiene impacto sobre el reloj.

Hacer retroingeniería es fácil. Decir porqué sucedió algo después de que sucedió, no tiene mucha gracia. Lo realmente interesante sería poder anticiparse a lo que va suceder para evitarlo o contener los daños. No olvidemos que antes de la Segunda Guerra Mundial, Europa se consideraba a sí misma, como sucede todavía, el culmen de la civilización occidental y pocos notaban que comenzaba a asomar la cabeza un monstruo que dejó más de 60 millones de muertos y el ingreso a escena de la bomba nuclear a través de el estallido de sendos artefactos contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki en Japón. Ojalá no sea eso mismo lo que nos está sucediendo ahora.

El modelo de Hotelling y el márketing político en Antioquia

Si usted fuera un vendedor de helados en una playa ¿dónde se ubicaría para maximizar sus resultados económicos? El modelo de Hotelling plantea que puede resolver el problema considerando la distancia de desplazamiento, la ubicación de los competidores y la de los clientes. Algo similar sucede en las campañas políticas. Usted es un candidato que para vender su candidatura, debe considerar el valor para desplazarse, la ubicación de los otros candidatos y de sus votantes. En principio la lógica plantea una distribución media desde la izquierda hasta la derecha del espectro político para luego dar paso a la evidente ventaja que representa la ubicación en el punto medio para todos los competidores y ese punto medio en Antioquia está en la centro derecha.

El modelo de competencia espacial de Hotelling fue desarrollado por Harold Hotelling en un artículo publicado en 1929 bajo el título Estabilidad en competencia. Este modelo propone una noción de equilibrio óptimo que deben encontrar dos jugadores en disputa (duopolio), de acuerdo a tres variables clave: ubicación de los competidores, distribución de los clientes y costos de transporte. Inicialmente el modelo se ha aplicado para el ámbito empresarial pero recientemente se ha visto su aplicación práctica en términos políticos. Antioquia ha demostrado ser una región sui generis en Colombia. que no vota bien a los candidatos de izquierda. El plebiscito por la paz, la consulta anticorrupción y el triunfo de Iván Duque son muestra de ello.

Harold Hotelling publicó en 1929 Stability in Competition mientras trabajaba de profesor de matemáticas en la universidad de Stanford. En su artículo, describía cómo dos empresas en ciertas condiciones tenderían a competir de forma que desembocarían en una situación muy similar a un monopolio; no buscarían diferenciarse sino parecerse cada vez más, desmintiendo la intuición de que las empresas en competencia tenderían siempre a maximizar la satisfacción de los consumidores y a diferenciarse entre sí. Lo mismo podría aplicarse a los candidatos y los partidos políticos, verbigracia las numerosas democracias con dos partidos políticos hegemónicos que se parecen cada vez más.

En el departamento de Antioquia la mayoría de los votantes están en la zona de centro derecha del espectro político y se identifican con nociones de orden y progreso. Para explotar este punto, por ejemplo, dos candidatos a la Gobernación de Antioquia optarán por posiciones similares debido a la estabilidad inicial de la posición en el espectro político la cual se irá agotando a medida que lleguen más candidatos al mismo punto. La psicología y la economía, a través de lo que recientemente se ha llamado la Economía del Comportamiento o Psicología Económica, parece arrojar luces sobre el tema. Como las heurísticas se basan en algoritmos sencillos (secuencias de pasos) para la toma de decisiones, estos algoritmos pueden ser fácilmente manipulables. Heurística de representatividad, heurística de disponibilidad y heurística de anclaje, cada una con un principio activo clave para simplificar la elección por medio de atajos. Los estrategas políticos lo saben, los políticos de profesión lo entienden y los ciudadanos lo padecen.

Expliquemos brevemente cada una de estas heurísticas para entender mejor: la heurística de representatividad consiste en estimar la probabilidad de un evento B dado otro A. En política sucede, por ejemplo, cuando nos basamos en estereotipos para determinar el perfil de un candidato. Nos parece que por ser gordo y de baja estatura, representa la corrupción y el clientelismo. La heurística de disponibilidad se refiere a que cuanto más accesible sea un suceso, más frecuente y probable parecerá. De modo que si, por ejemplo, tenemos un recuerdo fácil de una dictadura cercana, creeremos que es altamente probable que en nuestro país también se pueda dar otra dictadura, aunque las circunstancias sean muy diferentes. Y finalmente la heurística de anclaje o ajuste implica partir de un número o un criterio para luego desplazarse hacia arriba o hacia abajo haciendo que parezca plausible. En marketing de consumo se utiliza para la fijación de precios y en marketing político, por ejemplo, para parecer más o menos extremo en posiciones políticas. Si soy un candidato de derechas y quiero parecer más moderado, me vendría muy bien que aparezca otro candidato de derecha con posiciones más extremas al igual que con un candidato de izquierdas. Pero como eso no depende del candidato entonces se suelen enunciar ejemplos de esas posiciones extremas, desde la misma campaña, para resaltar la distancia que separa una posición de otra.

Volvamos ahora al modelo. Si la posición óptima está cerca del punto de la centro-derecha, el candidato con mayores posibilidades tiene la tendencia lógica a ubicarse en este punto de la playa electoral. La competencia por este punto, hará que se sature la posición obligando a los demás candidatos a buscar posiciones diferentes donde, de nuevo, la ubicación de los competidores, distribución de los electores y costo de hacer llegar el mensaje vuelvan a ser rentables. El modelo plantea que dos empresas, o candidatos, pueden explotar la misma posición del espectro pero a medida que se suman más participantes al mismo punto disminuye la rentabilidad, de modo que a medida que más candidatos se hacen en el mismo punto, menos atractivo económica y políticamente se vuelve.

Sin embargo, el desplazamiento hacia otros puntos del espectro político puede no ser lo suficientemente rentable (extremo derecho o izquierdo). Es decir, no encontrar allí el número de votos que hagan posible el triunfo electoral. En este punto la campaña se encuentra en el dilema de buscar alianzas para sumar votantes o definir una campaña de flanqueo, que le apueste a una sorpresa en el proceso electoral. Así como es muy probable que en poco tiempo dos heladeros acaben poniendo su puesto de venta muy cerca el uno del otro, sucede lo mismo con dos partidos políticos y sus candidatos. Claro, no tan cerca como para que a los clientes, o los votantes, les de igual a cuál elegir pero sí muy próximos para mantener las ventajas de ubicación de los competidores, distribución de los clientes y costos de transporte. El modelo siempre será una simplificación de la realidad y por lo tanto aunque no la explica totalmente sí ayuda a comprenderla mejor. Tal vez en la próxima campaña en Antioquia o cualquier lugar del mundo, podamos verlo en acción y entender mejor lo que sucede, gracias a Harold Hotelling.

Seis lecciones de petrosofía

Hace ya casi dos décadas que se comenzaron a impartir estas lecciones a través de los micrófonos del Congreso de la República. Su autor, conocedor como pocos de lo ávido que está el país, y el mundo entero, de su conocimiento, decidió inscribirnos hace dos años, en sus clases magistrales intensificadas. Soportado en el atril de la Presidencia de la República, meditabundo, lápiz en mano y dedo en el móvil, el petrósofo de la Casa de Nariño nos da cuenta, día tras día, de sus profundas reflexiones, que van desde el Agamenón hasta expandir el virus de la vida por las estrellas del universo.

Vítores y aplausos grabados marcan sus intervenciones nacionales e internacionales para ahorrarnos el fútil esfuerzo de hacerlo nosotros y sus frecuentes alocuciones suelen hacerse en compañía de desprevenidos ciudadanos que, ensimismados por la belleza de las palabras de este novedoso pensador contemporáneo, agradecen asintiendo con la cabeza ante la inmensidad del conocimiento que es vertido sobre ellos. Amplio saber que seguro quedará como legado petrosófico para las futuras generaciones y de las cuales me atrevo a sugerir las siguientes seis lecciones para la posteridad:

Primera lección: “Yo no lo crié”.

Así como Ética a Nicómaco fue escrita en el siglo IV a.C por Aristóteles y más recientemente en el siglo XX, Fernando Savater hizo lo propio con Ética para Amador, el petrósofo nacido en Ciénaga de Oro nos deja la actualización, en el siglo XXI, de lo que bien podría llamarse Ética para Nicolás, exdiputado del Atlántico e hijo del Petrosidente, ha sido vinculado a una delicada investigación por presunta financiación irregular de la campaña de su padre. Nuestro magnánimo jefe de gobierno, al ser cuestionado por el comportamiento de su hijo, atinó a responder con una frase colmada de amor por la ética y la responsabilidad paterna: “La verdad es que yo lo lo crié”.

Segunda lección: “Si yo quisiera acabar con las EPS ¿saben qué hago? No presento el proyecto y dejo que pase lo que está pasando y eso es chu, chu, chu”.

Lección de principios de su mandato, cuando se le pidió a su Sapiencia Suma que explicara la propuesta de Reforma a la Salud presentada por su ministra Corcho. La respuesta sería premonitoria de lo que sucedió luego, el 5 de abril y en menos de 72 horas, cuando tres de las más importantes empresas promotoras de salud del país, fueron intervenidas por la Superintendencia de Salud. Días más tarde, Compensar EPS y EPS Sura también presentarían sendas solicitudes de liquidación. Una necesaria inducción de la crisis del sistema de salud, con el loable ánimo, del petrósofo del cambio, de fortalecer el sistema inmune de todos los colombianos que estaba siendo víctima de los perjudiciales avances de la medicina y la salud pública.

Tercera lección: “Ministro o ministra que no haga caso, se va”.

El Leviatán de Thomas Hobbes relata la historia de un monstruo bíblico con un poder sobrenatural, que sirve de ejemplo para justificar la presencia de un Estado que subordina a sus ciudadanos a un control absoluto. En nuestro caso ese Estado lo representa el admirado líder de agendas privadas y puntualidad escasa. Ha dicho que todo ministro y ministra debe obedecer el mandato popular (que es el suyo, por supuesto, al mejor estilo de Luis XIV), so pena de ser expulsado de su gobierno, tal como sucedió con los inconscientes exministros Ocampo, Gaviria y López. Hacer caso nos queda pues, como memorable lección de libertad, autonomía y democracia.

Cuarta lección: “Este pechito echó a Olmedo”.

Crimen y castigo, de Fedor Dostoievski relata la historia de un hombre atormentado por la culpa ante un crimen. Ese, por fortuna, no es el caso de nuestro petrósofo que ha dignificado el cinismo como valor moral. Sin el menor asomo de sonrojo, asegura que fue él quien evitó el saqueo de la UNGRD, donde miles de millones de pesos se presumen entregados a congresistas que votaron favorablemente los proyectos revolucionarios del cambio. Una exégesis avanzada de la moralidad que en la reciente instalación de la nueva legislatura fue complementada con la frase: “Tengo que pedir perdón porque yo fui el que lo puse ahí”. Es decir, su responsabilidad es la de un noble mandatario que confió en su traicionero amigo, quien se dedicó a ofrecer estas dádivas a diestra y siniestra, por iniciativa propia.

Quinta lección: “Ha comenzado el golpe blando”.

El discurso del método de René Descartes, publicado en 1637, y en el que el filósofo francés establece las reglas que seguirá para conducir su razón y encontrar la verdad, palidece al lado del método utilizado por nuestro petrósofo de cabecera para defenderse ante cualquier inconveniente: Todo se trata, en realidad, de una conspiración para sacar a la izquierda del poder. Y si la gente grita en los estadios ¡Fuera Petro! no es más que otra muestra de esa cofabulación, a todas luces equiparable, a los golpes militares del cono sur y el asesinato de los líderes de la UP en el siglo pasado.

Sexta lección: “El proceso constituyente convocado no es ni para cambiar la constitución del 91, ni para perpetuarme en el poder”.

En El Principe de Nicolás Maquiavelo, el filósofo italiano proponía un Estado fuerte cuyo líder debía ser capaz de defender su poder a toda costa. En esta lección, el petrósofo cienagadorense sabe que bien vale la pena proponer una nueva Constituyente. No importa lo reciente de la Constitución de 1991 en la que participó como protagonista el M-19, que los tiempos no den en este mandato o que haya que saltarse los mecanismos para convocarla. Para eso se pueden tomar los Acuerdos de paz del 2016 o la idea de una Constituyente Universitaria, ambientada por rectores nombrados bajo su influencia.

Hasta aquí esta media docena de lecciones petrosóficas. Suficientes y valiosas perlas del pensamiento, que nutren la historia contemporánea de la política y el poder y de las cuales debemos tomar atenta nota los colombianos y el universo entero, con el ánimo de mantener vivos los valores propios de algo más grande que la Revolución inglesa y la Revolución francesa de los siglos XVII y XVIII: la incomprendida revolución del cambio en la Colombia del siglo XXI, que hoy hace de nuestro país una prepotencia mundial del decrecimiento y nos aventura de regreso a la edad de Petro, la edad de piedra.